Dolores Huerta, la icónica activista que ha dedicado su vida a la lucha por los derechos civiles y laborales, continúa dejando un impacto perdurable en Los Ángeles y más allá.
Dolores Huerta, la destacada activista de derechos civiles y laborales, dejó un legado imborrable en Los Ángeles y en toda Estados Unidos. Foto: National Portrait Gallery
Dolores Clara Fernández Huerta, una de las activistas más influyentes de Estados Unidos, ha dejado un legado perdurable en la lucha por los derechos civiles y laborales, no solo en Los Ángeles, sino en todo el país.
Nacida el 10 de abril de 1930 en un pueblo minero de Nuevo México, Dolores Huerta dedicó su vida a pelear por las condiciones laborales de los campesinos, el empoderamiento de la mujer, los derechos de los inmigrantes y la eliminación de la discriminación contra los latinos en Estados Unidos.
Hija de Juan Fernández, minero, agricultor y activista sindicalista, y Alicia Chávez, una mujer de negocios que proporcionaba alojamiento gratuito a familias campesinas en su restaurante y hotel de 70 habitaciones, Dolores creció en un entorno que valoraba la generosidad y la justicia social.
La independencia y el espíritu emprendedor de su madre fueron fundamentales para su desarrollo como feminista.
Tras completar la secundaria, Dolores asistió al Delta Community College de la University of Pacific y obtuvo un título en educación. Inicialmente, trabajó como maestra en una escuela primaria, pero su profundo compromiso con la causa de los campesinos la llevó a dejar la enseñanza para dedicarse a la organización sindical y la lucha por los derechos laborales.
En 1955, Dolores fue una de las fundadoras del “Community Service Organization” (CSO), una organización que luchaba contra la brutalidad policial y abogaba por una serie de causas, incluyendo los derechos civiles.
Su labor con el CSO la llevó a involucrarse en la creación de la “Agricultural Workers Association” (AWA) en 1960, una organización que abogaba por los derechos de los trabajadores migrantes no ciudadanos de Estados Unidos.
En esta etapa temprana de su carrera, Dolores ya estaba trabajando incansablemente para mejorar las condiciones de los campesinos y promover la justicia social.
En 1962, Dolores Huerta se cruzó en el camino de César Chávez, y juntos fundaron la “National Farm Workers Association” (NFWA), que más tarde se convertiría en la “United Farm Workers of America” (UFW). Esta organización se convirtió en un símbolo de la lucha por los derechos de los trabajadores agrícolas y desencadenó la famosa “Huelga de Uva de Delano” en 1965, que duró cinco años.
El legado de Dolores Huerta se extiende más allá de la mejora de las condiciones laborales y la protección del medio ambiente.
Su influencia en la lucha por los derechos civiles y la igualdad ha dejado una huella imborrable en Los Ángeles y en todo Estados Unidos.
A sus 93 años, sigue siendo un faro de inspiración y un ejemplo de dedicación incansable a la justicia social.