Es importante recordar que en 2018, Fox se enfrentó a un amenazante tumor espinal
En el gran teatro de la vida, Michael J. Fox ha interpretado muchos papeles, pero ninguno tan desafiante como su lucha personal contra el Parkinson.
A pesar de los obstáculos, este actor legendario, cuyo nombre brilla en el firmamento de Hollywood, sigue siendo un faro de esperanza y resistencia.
Con 62 años a sus espaldas, Fox ha dejado una huella indeleble en el mundo del cine. Su interpretación de Marty McFly en la aclamada película “Regreso al Futuro” lo catapultó al estrellato en la década de los 80, y su legado perdura hasta hoy.
Pero su camino no ha estado exento de dificultades. En una reciente entrevista con Town & Country, Fox compartió algunos de los desafíos más desgarradores que ha tenido que enfrentar, demostrando una vez más su valentía y determinación.
El camino hacia la recuperación fue una montaña rusa de emociones y desafíos, lo que finalmente llevó a Fox a tomar un descanso de las luces de la cámara en 2020.
Durante esos meses de lucha, una infección inesperada se convirtió en un obstáculo adicional, amenazando con la posibilidad de la amputación de su mano.
Es importante recordar que en 2018, Fox se enfrentó a un amenazante de un tumor espinal.
Tras una cirugía para extirparlo, sufrió una recaída en su enfermedad y un accidente que resultó en la fractura de su otro brazo.
La avalancha de desafíos ha llevado a Michael J. Fox a mirar de frente a su propia mortalidad.
En sus palabras, ha expresado: “Habrá un día en el que simplemente diré: ‘Hoy no será ese día’. No voy a salir hoy. Si ese día llega, me lo permitiré. Tengo 62 años. Si bien sería prematuro si falleciera mañana, no sería algo sin precedentes. Y entonces, no, no le temo a eso”.
Desde que el diagnóstico de Parkinson irrumpió en su vida a la temprana edad de 29 años, Michael J. Fox ha convertido su lucha personal en una misión de vida.
En 2020, decidió dar un paso más allá y fundó la Fundación Michael J. Fox. Esta organización tiene como objetivo principal recaudar fondos para dotar a los científicos de los recursos necesarios para investigar y encontrar una cura para el trastorno que ha sido su constante adversario durante décadas.
El reconocido actor guardó su diagnóstico de Parkinson como un secreto bien guardado hasta 1998, cuando decidió compartir su lucha con el mundo.
En sus propias palabras, revelar su condición se sintió como quitarse la armadura en medio de la plaza del pueblo y proclamar: “Aquí estoy, esto es lo que soy”.
Sin embargo, este acto de valentía desencadenó un efecto dominó inesperado: había una multitud de personas esperando a que alguien hablara abiertamente sobre el Parkinson.
Organizaciones comprometidas con la lucha contra esta enfermedad se acercaron a él y lo nombraron su portavoz. Este reconocimiento inspiró a Fox a dar un paso más y fundar la Fundación Michael J. Fox, un faro de esperanza para aquellos que enfrentan la misma batalla.