Fallece la joven activista Elena Larrea.
Elena Larrea, activista y alma de Cuacolandia, nos ha dejado tras complicaciones de salud. Su legado de amor y lucha por los equinos perdurará.
Esta semana, el mundo de la defensa animal se viste de luto: Elena Larrea, la joven activista que dedicó su vida a la protección de los equinos fallece en México. Tenía 30 años de edad.
Fundadora de Cuacolandia, un santuario ubicado en Atlixco, Puebla, Elena fue una figura clave en la lucha por los derechos de los animales en México, especialmente caballos y burros que han sufrido maltrato.
Una cirugía estética que derivó en una trombosis pulmonar
Hace unos días, Elena se sometió a una cirugía estética, y contra todo pronóstico, complicaciones postoperatorias derivaron en una fatal trombosis pulmonar.
Es impresionante ver como la vida de una joven activista como Elena Larrea, dedicada a trabajar en aras del bien, fallece producto de una cirugía estética.
Su partida no solo deja un vacío en el corazón de quienes la conocieron sino también en el de aquellos animales que, gracias a su incansable labor, encontraron en Cuacolandia un hogar lleno de amor y cuidados.
Era la voz de criaturas que no la tienen
Elena no solo fue una activista; fue una voz para los que no tienen una.
Desde muy joven, mostró su pasión y compromiso con los equinos, llegando incluso a destacarse como jinete y campeona nacional.
Pero su conexión con estos seres iba más allá del deporte o la competencia; Elena veía en cada caballo y burro una vida valiosa, merecedora de respeto y dignidad.
Impulsó legislaciones
El legado de Elena Larrea es vasto. Impulsó legislaciones para castigar severamente la violencia sexual contra animales y dedicó su vida a rescatar y rehabilitar a aquellos en condiciones deplorables.
Cuacolandia, su proyecto más querido, se convirtió en refugio para más de 300 caballos, ofreciéndoles una segunda oportunidad lejos del maltrato y la indiferencia.
La comunidad animalista y el Gobierno de Puebla han expresado su pesar y compromiso para asegurar el bienestar de los animales que Elena dejó atrás.
Aunque su ausencia es irreparable, su espíritu luchador y amoroso perdurará en Cuacolandia y en cada acción que se tome a favor de los animales.
