La historia de los hermanos Menéndez, condenados a cadena perpetua por asesinar a sus padres, resurge con la posibilidad de un nuevo veredicto tras la aparición de pruebas de abuso familiar. ¿Podrán tener una segunda oportunidad?
Los hermanos Lyle y Erik Menéndez volvieron a ser el centro de atención con la serie de Netflix “Monsters: The Lyle and Erik Menendez Story”. Su historia de crimen, abuso y juicio conmocionó al mundo en los años 90 y ahora resurge con el potencial de un nuevo veredicto. La escalofriante historia de los hermanos Menéndez: ¿Por qué mataron a sus padres?
Lyle y Erik Menéndez son dos hermanos que saltaron a la fama, pero no por motivos agradables. Nacidos en Nueva York y Nueva Jersey respectivamente, en 1968 y 1970, se mudaron junto a sus padres, José Enrique Menéndez y Mary Louise “Kitty” Andersen, a Beverly Hills, California. En este vecindario, rodeado de lujos y privilegios, ocurrió una de las tragedias familiares más recordadas de la historia criminal de Estados Unidos.
En agosto de 1989, los hermanos Menéndez decidieron asesinar a sus padres en su propia casa de Beverly Hills, disparándoles brutalmente con escopetas un total de 14 veces. La violencia de la escena llevó a las autoridades a pensar que estaba relacionado con el crimen organizado, hasta que una confesión de Erik cambió el rumbo de la investigación.
El caso parecía estar lejos de resolverse, hasta que una llamada cambió todo. Judalon Smyth, la amante del psicólogo de Erik Menéndez, reveló que él había confesado el crimen en una de sus sesiones. Esto desató un intenso proceso judicial, ya que las autoridades lograron presentar como evidencia las grabaciones de las sesiones, donde Erik admitía el asesinato. La confidencialidad entre paciente y terapeuta se rompió debido a una supuesta amenaza de Erik hacia su terapeuta, violando así la protección de confidencialidad.
En 1990, Lyle y Erik fueron detenidos y dos años después, en 1992, se les presentaron los cargos formales por el asesinato de sus padres. Los detalles del juicio, que se extendió hasta 1993, dejaron a la audiencia perpleja, convirtiéndose en uno de los primeros casos transmitidos a nivel nacional que mostró los oscuros secretos de una familia aparentemente perfecta.
Durante su juicio, Lyle y Erik afirmaron que el motivo detrás del asesinato había sido el abuso al que su padre los había sometido desde pequeños, así como el abandono emocional de su madre, quien luchaba contra adicciones. Según sus testimonios, el padre, José Menéndez, los había agredido sexual y psicológicamente durante años, y la madre, en lugar de protegerlos, había preferido ignorar la situación debido a su alcoholismo.
Esta defensa dividió a la opinión pública: algunos simpatizaban con los hermanos, mientras que otros consideraban sus acciones injustificables. Al final, ambos fueron sentenciados a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional en 1996.
Lyle y Erik cumplen su condena en la prisión de Richard J. Donovan en San Diego, California. A pesar de la dura sentencia, ambos lograron casarse mientras estaban en prisión: Lyle contrajo matrimonio en 1996 con Anna Eriksson, de quien se divorció en 2001, y luego se casó con Rebecca Sneed en 2003. Erik, por su parte, se casó con Tammi Saccoman en 1999. Ambos matrimonios han generado curiosidad, pues el hecho de casarse en prisión ha alimentado el interés del público en la vida de los hermanos Menéndez.
Gracias a una nueva serie documental de Netflix y a recientes pruebas que indican posibles abusos por parte del padre, el caso Menéndez ha vuelto a abrirse. En una conferencia de prensa reciente, el fiscal de distrito de Los Ángeles, George Gascón, anunció que recomendará una revisión de las sentencias, argumentando que los hermanos, que en el momento del crimen eran menores de 26 años, han “pagado su deuda con la sociedad” y podrían ser aptos para una segunda oportunidad.
Las nuevas pruebas incluyen una carta en la que Erik supuestamente confesó a un familiar el abuso que sufría a manos de su padre y el testimonio de un exintegrante de la banda Menudo, quien también aseguró haber sido víctima de José Menéndez. La decisión final está en manos de la corte, pero para algunos expertos y defensores de los hermanos, estas pruebas podrían ser clave para una posible reducción de la sentencia.
La historia de los hermanos Menéndez es un recordatorio de los efectos devastadores del abuso en las familias y cómo, en ocasiones, los secretos más oscuros pueden ocultarse tras una fachada de riqueza y éxito. Mientras esperan el veredicto final sobre su posible liberación, los hermanos siguen siendo una figura de controversia en Estados Unidos. El desenlace de su historia aún está por escribirse, y es posible que el caso Menéndez, que marcó los años 90, vuelva a hacer historia en los próximos meses.
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