Una reciente investigación ha revelado que el Rey Carlos y el Príncipe William están generando millones de libras a través de sus propiedades privadas, lo que ha suscitado críticas debido a sus vínculos con organizaciones benéficas y servicios públicos en el Reino Unido. ¿Están realmente comprometidos con el bien social?
Rey Carlos y Príncipe William ¿Monarquía o Negocio? Una investigación reciente ha sacudido a la realeza británica al revelar que el Rey Carlos y su hijo, el Príncipe William, generan ingresos millonarios a partir de sus propiedades privadas. Aunque muchos ven a la monarquía como un símbolo de unidad y servicio, los hallazgos han generado controversia, ya que indican que parte de esas ganancias provienen de organizaciones benéficas y servicios públicos como el NHS, las escuelas y hasta las Fuerzas Armadas británicas.
La investigación fue liderada por el periódico The Sunday Times y el canal de televisión Channel 4, quienes estudiaron los manejos financieros de los ducados de Lancaster y Cornwall, propiedades controladas por el Rey Carlos y el Príncipe William, respectivamente. Estos ducados han existido desde hace siglos y tienen amplias extensiones de tierras, propiedades y activos en todo el Reino Unido. Pero lo más llamativo es que, debido a su naturaleza, estas propiedades están exentas de impuestos como el de sociedades o el de ganancias de capital, lo que les permite a ambos miembros de la realeza recaudar millones sin contribuir al erario en este aspecto.
Entre las revelaciones más impactantes está que el Ducado de Cornwall, propiedad de William desde que su padre asumió el trono en 2022, ha acumulado millones en ingresos a partir del alquiler de propiedades. Este ducado, que se estima tiene un valor superior a los mil millones de dólares, ha generado ganancias mediante el cobro de rentas a edificios utilizados por organizaciones y servicios públicos, como la Casa Camelford y St. John’s Ambulance, una organización benéfica de la que Carlos es patrocinador.
En otro punto polémico, se reveló que la marina británica ha tenido que pagar al Ducado de Cornwall más de 1.3 millones de dólares para poder construir embarcaderos y atracar barcos en Cornualles, lo cual muchos han interpretado como un gasto innecesario para las fuerzas armadas.
El documental The King, the Prince & Their Secret Millions, transmitido por Channel 4, también mostró que el Ducado de Lancaster, propiedad del Rey Carlos, firmó un acuerdo millonario para almacenar una flota de ambulancias eléctricas en sus almacenes a cambio de 14.7 millones de dólares. Estos ingresos no estarían sujetos a impuestos, lo que ha causado aún más críticas, ya que muchos consideran que las propiedades reales deberían contribuir más al bienestar común.
Además, el Ducado de Lancaster cobra tarifas por el derecho a cruzar ríos y por cables que pasan bajo playas que forman parte de sus tierras, además de obtener ingresos por peajes y estacionamientos. Esto ha provocado cuestionamientos sobre la ética de utilizar propiedades exentas de impuestos para obtener ingresos de servicios públicos y áreas de interés comunitario.
Otro aspecto que ha causado polémica es la relación entre los ingresos del Ducado de Cornwall y la iniciativa Earthshot Prize de William, la cual se enfoca en preservar el planeta. La investigación reveló casos donde las prácticas del ducado parecen ir en contra de los principios ambientales defendidos por el Earthshot Prize, lo que ha generado críticas y cuestionamientos sobre la coherencia del príncipe.
Ante la oleada de críticas, un portavoz del Ducado de Cornwall emitió un comunicado indicando que el ducado es una propiedad privada con un enfoque comercial y que William está comprometido en transformar la administración del ducado. Entre sus metas, asegura que desea hacer que el ducado sea neutral en carbono para el 2032 y también está impulsando programas de salud mental para sus inquilinos y colaborando en iniciativas de ayuda a los desamparados en Cornualles.
La controversia también ha puesto en la mira la política fiscal de la monarquía, ya que William, a diferencia de su padre, no ha revelado cuánto ha pagado en impuestos durante el año fiscal 2023-2024. Esta decisión rompió con la tradición de transparencia establecida por Carlos durante más de tres décadas, lo que ha levantado aún más suspicacias sobre el verdadero compromiso de la realeza con la responsabilidad fiscal y la transparencia.
Este escándalo ha puesto a la monarquía británica bajo una nueva luz, generando dudas sobre si los ingresos de sus propiedades realmente benefician al país o simplemente engrosan sus arcas privadas. Mientras los críticos exigen reformas en la forma en que se administran estas propiedades, muchos se preguntan si la realeza debería tener un rol más transparente y ético en cuanto a la administración de sus ingresos y el impacto en el Reino Unido.
La investigación continúa generando eco y, para muchos británicos, es un recordatorio de la complejidad y el misterio financiero que rodea a la monarquía.
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